domingo, 24 de julio de 2011

En política… ¿Vale todo…?

Se que debe ser una de esa preguntas que es muy escuchada últimamente, y sobre todo manipulada por unos y por otros en función de cuando le viene bien a unos u otros.
Pero lo que realmente deberíamos hacer es tratar de reflexionar para ver si podemos llegar a una respuesta, no en función de los intereses sectoriales, sino en función del interés general.
Como pregunta supongo, que todos llegaríamos a la misma conclusión: que es una buena pregunta, pero lamentablemente aún no se le ha dado respuesta, pues una vez más la respuesta va en función de los intereses de cada uno.
Lo que ya prácticamente poco y nada interesa, son los medios que se utilizan para llegar a gobernar, o a tener eso que buscan desesperadamente: «Poder».
Desde siempre nos exhibieron, como por ejemplo en el Peronismo, no sólo los colores políticos, el escudo, sino también las fotos de «Perón y Evita», y el eslogan «Siempre junto al pueblo»,  otros como los radicales nos hablan de Leandro N. Alem, de Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear, Arturo Illia, Arturo Frondizi y Raúl Alfonsín, pero también nos exhiben sus trapos, como se dice habitualmente en el lenguaje vulgar o coloquial.
También lo han hecho los Socialistas, los Comunistas y todos y cada uno de los partidos políticos que existieron, existen y existirán en nuestra argentina.  
Pero en las últimas décadas, el todo vale se ha ido incrementando paulatinamente, intentando sacar ventaja por lo que hacen, han hecho o proponen hacer, e informar de lo que el gobernante no ha hecho, y otros, más ruines, aplican el dicho de «cuanto peor, mejor», es decir, el «fin justifica los medios» y si se tiene que mentir para desprestigiar al otro, pues si se miente; si tienen que hacer lo que jamás hubieran pensado, como ir a un mercado a dar la mano a unos y otros, diciendo aquello de «no me importa que tenga usted las manos sucias», «o besar a chicos con los mocos chorreando», lo hacen aunque no sepan ni lo que es un mercado porque nunca lo han pisado.
También intentan judicializar de forma permanente la vida política para coartar así la acción de los otros; y si tienen que poner en peligro incluso la seguridad de su adversario político, aún a sabiendas que lo esta haciendo y que puede realmente poner en peligro la vida del otro, van lo hacen, y se quedan tan tranquilos, y todo esto habitualmente suele ir muy adornadito de una amplia y blanca sonrisa, propia de una estrella de cine o para deslumbrar a alguien, casi ofensiva, lo hacen no importa nada de nada.
Pero últimamente, el desenfado político ha llegado a limites inigualables, tenemos a funcionarios que aprovechan su función publica para perseguir a los adversarios políticos, a otros que insultan habitualmente a todos los que no piensan como ellos.
Por eso siguiendo Carl Schmitt, el pensador nazi que inspiró a Adolf Hitler, se ha adoptado el criterio amigo-enemigo, como una expresión de la necesidad de diferenciación, que conlleva un sentido de afirmación de sí mismo (nosotros), frente al otro (ellos).
Y esa diferencia nosotros-ellos establece un principio de oposición y complementariedad, para nosotros todo esta permitido, mentir, usar los fondos públicos, lucrar, todo y valerse de todo. En cambio para ellos los enemigos, nada, ni siquiera justicia.
Ese parece ser el lema de parte de la política actual, «El fin justifica los medios», frase esta que representa al «maquiavelismo» y que significa lisa y llanamente que los gobernantes han de estar por encima de la ética y la moral dominante para conseguir sus objetivos o llevar a cabo sus planes. 
Por ello nos valemos de todo, de vaciar las cajas de jubilaciones, solventamos el «Fútbol para todos», no por el interés general, sino para aprovechar ese espacio para saturar con propaganda gubernamental.
Continuamos con los llamados planes «Para Todos», que los hubo de todos y de varios colores: milanesas para todos, bicicletas para todos, pescado para todos, televisores para todos, carne para todos, y ahora cerdo y leche. El plan del «Cerdo para Todos» consiste apenas en un camión, otro más, que se suma a la misión de Carne y Lácteos. Donde están, sólo Dios lo sabrá.
Y el sumo del todo es el próximo lanzamiento, para el mes de agosto, del libro: «La Presidenta, historia de una vida»  biografía autorizada de Cristina Fernández de Kirchner, en cuya tapa aparece una fotografía de la mandataria en tapa, vestida de luto. 
Supongo que lo que acabo de decir os sorprenderá, al menos a algunos, y posiblemente quizás otros pensarán que soy un exagerado, pero lamentablemente parece que sí en política…
Todo vale…

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