viernes, 1 de julio de 2011

Llevo en mis oídos la más maravillosa música...

El último día en el que el general Juan Domingo Perón se dirigió al pueblo fue el 12 de junio de 1974, desde los balcones de la Casa Rosada, por última vez. Enfundado en su grueso sobretodo, ya con dificultades para respirar, Perón habla para una multitud que lo aplaudía y lo viva.
Era una tarde de mucho frío, y en la que dejó grabados dos conceptos que se convertirían en el legado político para las sucesivas generaciones, dos frases muy recordadas de su larga trayectoria como estadista argentino: «llevo en mis oídos la más maravillosa música» y «mi único heredero es el pueblo».
Veinte días más tarde, el político y estadista más importante que reconoce la historia argentina fallecía en Olivos, a los 78 años, y su muerte creó una congoja popular nunca vista desde el sepelio de su segunda esposa, Eva Duarte, en 1952.
En el discurso desde el balcón de la Casa Rosada, Perón con la voz entrecortada por la emoción dijo «les agradezco el que hayan llegado hasta la Plaza de Mayo, yo llevo en mis oídos la más maravillosa música, que, para mí, es la palabra del pueblo argentino», que fue recibida con aplausos y vivas por los manifestantes.
Luego señaló la otra, la que dejaba sin designar a nadie en particular: «mi único heredero es el pueblo».
A la muerte de Perón, el país ingresó en una etapa oscura y convulsionada que se prolongó y agravó con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, la tercera esposa.
Los argentinos recuerdan el período, que se inicia con el fallecimiento del fundador del justicialismo y concluye con la recuperación de la democracia hacia finales de 1983, como el más trágico de los 200 años de historia, que entre otras huellas imborrables provocó la desaparición de 30 mil personas, la tortura y asesinato de muchos luchadores argentinos, por el sólo hecho de no pensar como la dictadura militar.
Perón fue Presidente de la Nación en tres períodos, los dos primeros en forma consecutiva, gestión que finalizó por efecto del golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955, y el tercero por su muerte, en julio de 1974.
El movimiento creado por Perón fue el primero en elevar a los trabajadores como factor de la política, en darle entidad económica al concepto «distribución de la riqueza» y en incorporar el concepto de Estado a la seguridad social, razones, entre otras, por las que el peronismo sobrevivió a los golpes y a las crisis internas y a los desvíos doctrinarios, como el gobierno de Carlos Menem, que llegó con el voto de los justicialistas y se bajó por el lado del liberalismo económico.
Perón y el peronismo expresan en la Argentina la voz de los que menos tienen y los sucesivos gobiernos de otros signos se encargaron de subrayar por default que el justicialismo no perdió la bandera ni es discutida su vigencia por otra fuerza política.
Perón, quien ocupó la Secretaría de Previsión Social como primera función de Gobierno entendió, como pocos, que no hay sociedad sin justicia social, ni país sin un proyecto nacional. Esto es, un modelo creado y ajustado a la necesidad de los argentinos.
El peronismo siempre fue un movimiento nacional y popular de sentido social y pensar que hay muchos que hoy se arrogan el mote de herederos de Perón y Evita y hablan de la reivindicación filosófica del peronismo, y lo único que nos muestran es como día a día sus patrimonios se incrementan y el pueblo, el verdadero heredero de Perón continua luchando por poder subsistir y llevar un plato de comida caliente a sus familias, sin seguridad, sin posibilidad de estudiar, de trabajar, de tener una vivienda digna y cuantas cosas más…

En este nuevo aniversario de su fallecimiento, como el propio Perón lo dijera:
Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino. Y mi único heredero es el pueblo.

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