sábado, 20 de agosto de 2011

Howard Phillips Lovecraft es sinónimo de ficción, de horror, de….

En un nuevo aniversario de su natalicio...

Howard Phillips Lovecraft, nació en Providence, capital y la ciudad más grande de Rhode Island en los Estados Unidos, el 20 de agosto de 1890.
Fue un escritor estadounidense, autor de novelas y relatos de terror y ciencia ficción. Y considerado el gran innovador del cuento de terror, al que aportó una mitología propia, los «mitos de Cthulhu», desarrollada en colaboración con otros autores y aún vigente. Su obra constituye un clásico del «terror cósmico materialista», una corriente que se aparta de la temática tradicional del terror sobrenatural, satanismo, fantasmas, e incorporando elementos de ciencia ficción, razas alienígenas, viajes en el tiempo, existencia de otras dimensiones.
Cultivó también la poesía, el ensayo y la literatura epistolar.
Fue un niño enfermizo con una infancia desgraciada ya que perdió a sus padres enfermos de locura. Hijo de un padre «neurótico y dictatorial» que nunca convivió con su hijo, primero a causa de sus ocupaciones y luego por su muerte, a causa de la sífilis, que lo llevó a la locura y a la parálisis, cuando el autor solo contaba ocho años de edad. Su madre era de carácter sumamente nervioso y volcó toda su ansiedad causada por el matrimonio desavenido en el niño y continuamente decía a éste que era muy feo, que no debía dar un paso lejos de sus faldas, que la gente era mala y tonta, que, como sus padres provenían de Inglaterra, él era de estirpe británica y, por tanto, ajeno al terrible país en que vivían. Recibió, pues, una educación aristocrática y ramplona, de gente bien venida a menos, pero orgullosa de sus tradiciones.
Odiaba la luz del día. Pero en las noches revivía para leer, para escribir, para pasear por las calles solitarias, sin enemigos ya, y, sobre todo, para soñar. Vivía por y para sus sueños. En ellos experimentaba «una extraña sensación de expectación y de aventura, relacionada con el paisaje, con la arquitectura y con ciertos efectos de las nubes en el cielo». Este goce estético fue el que, según Derleth, le impidió suicidarse.
Fue un gran innovador del cuento de terror gracias a su singular tratamiento de la narrativa y la atmósfera de sus historias, que acercó el género a la ciencia-ficción. Con 16 años escribía una columna de astronomía para el Providence Tribune.
En 1923 comenzó a publicar sus cuentos en la revista Weird Tales, pero la mayor parte de su obra apareció póstumamente. Sus narraciones, macabras y fantásticas, en las que se observa la influencia de Lord Dunsany, William H. Hodgson, Arthur Machen, Ambrose Bierce y Edgar Allan Poe, desarrollan la idea de una legendaria población original de la Tierra, que intenta recuperar su poder perdido. Sus relatos tratan sobre espíritus malignos, posesiones psíquicas y mundos oníricos donde el tiempo y el espacio se alteran irremediablemente, como en sus «Mitos de Cthulhu», que en realidad fue un trabajo colectivo que cristalizó en torno a un hombre solitario, pero que fue creciendo con las aportaciones del llamado «Círculo de Lovecraft», un grupo de escritores formado por el propio Lovecraft, Clark Ashton Smith, Robert E. Howard, Robert Bloch, August Derleth, Frank Belknap Long, Henry Kuttner, E. Hoffman Price y otros.
Robert Bloch dice de él que, si bien es cierto que fomentó su propia leyenda, también lo es que viajó, que se escribió con mucha gente, que estaba siempre al corriente de la Filosofía, la Política, y la Ciencia de su época. «El cuadro del hombre retraído y solitario que persigue sombras y pasea de noche en antiguos cementerios -dice Bloch- no es completo». Y añade: «La rareza de Howard Phillips Lovecraft, si es que hubo tal rareza, residió en que su torre de marfil estaba mejor construida y era más bella que la mayoría de ellas y en que invitaba al mundo entero a visitarla y a compartir sus riquezas».
La amistad postal y multilateral del «Círculo de Lovecraft» pronto se reflejó en su obra literaria. De esta datan los primeros «Mitos de Cthulhu». El primero de sus relatos perteneciente a este ciclo es «La Ciudad sin Nombre» (1921). En «El Ceremonial» (1923) la acción transcurre en Nueva Inglaterra. Sus cuentos, aun los no pertenecientes a los Mitos, se sitúan ya indefectiblemente en su región natal, casi siempre en sus zonas rurales. A partir de «La Llamada de Cthulhu» (1926), los Mitos adquieren su forma adulta y definitiva, en colaboración con todo el «Círculo de Lovecraft». Cada uno de sus amigos puso su granito de arena: el uno se inventó un nuevo dios, el otro, un nuevo libro de oscuro saber olvidado; el de más allá, una situación, un detalle, un ambiente.
También fueron incluidas aportaciones provenientes de escritores anteriores como Ambrose Bierce, Algernon Blackwood, Arthur Machen o Robert W. Chambers y de algunas mitologías como la árabe, la polinesia o la sumeria).
También de esta época de apertura social data su amistad con Sonia Greene, diez años mayor que él y con la que se casaría en 1924, yéndose a vivir a Brooklyn. El matrimonio sólo duró dos años y tras la separación regresó a Providence y se dedicó a escribir, a leer, a investigar la historia de Nueva Inglaterra. Hizo algunos pocos viajes y, sintiéndose definitivamente fracasado en el mundo, se hundió de nuevo en su antigua misantropía que, en realidad, nunca le había abandonado del todo.
Murió de cáncer de estómago a la edad de 47 años, un 15 de marzo de 1937 en el Jane Brown Memorial Hospital de Providence, en la pobreza y el anonimato, como todos los genios. Después de su muerte, sus amigos y admiradores, sobre todo Donald Wandrei y August Derleth, se dedicaron a recopilar sus cuentos dispersos o inéditos y a publicarlos.
En torno a la naciente leyenda de Lovecraft sus amigos crearon una editorial, Arkham House, cuyo mismo nombre está tomado de la imaginaria ciudad donde aquél situó varios de sus relatos. La editorial tuvo un éxito cada vez mayor, Lovecraft fue saliendo del olvido en que vivió y aparecieron infinidad de imitadores que, inevitablemente, representaron el principio de la decadencia literaria de los Mitos.
Al popularizarse su obra, empezó también a desarrollarse su leyenda de rondador de cementerios, de sabedor de secretos prohibidos, de practicante de cultos abominables, de creyente en sus propios Mitos de Cthulhu. Los americanos, dice Maurice Lévy, quisieron explicar los monstruos de Lovecraft, haciendo de éste un monstruo.
Sus obras se hallan marcadas por el pesimismo y el cinismo, y suelen dividirse en tres periodos: La época de las «Historias macabras» (1905-1920), el «Ciclo del Sueño» (1920-1927), y los «Mitos de Cthulhu» (1925-1935).
Sus relatos se recopilaron en varios volúmenes póstumos, entre los que figuran «El intruso y otros cuentos (1939) y «El que acecha en la oscuridad» (1951). Sus mejores novelas cortas son «El caso de Charles Dexter Ward» (1928), «En las montañas de la locura» (1931) y «La sombra sobre Insmouth» (1936).

En lengua española sus relatos fueron traducidos por primera vez en Argentina: en Buenos Aires la editorial Molino publicó en la década de 1940 dos libros con relatos de Lovecraft. En 1957 Minotauro publicó la antología titulada «El color que cayó del cielo». En España, Alianza editó en 1968 «Los mitos de Cthulhu», antología con relatos de Lovecraft y otros autores. Otras editoriales, como Bruguera, Ediciones de Bolsillo, Seix Barral y Acervo, también publicaron sus libros. Sus relatos aparecieron también en numerosas revistas especializadas y magazines españoles y latinoamericanos. En 1975 Jorge Luís Borges dedicó en «El libro de arena»  un cuento a la memoria de HP Lovecraft, titulado «There are more things».

En la cripta
En cierta ocasión H. P. Lovecraft señaló que todos sus cuentos se basaban «en el supuesto fundamental de que las leyes y emociones humanas usuales carecen de validez o significado en el plano cósmico». Los cultos esotéricos, las doctrinas olvidadas y las fuerzas ocultas encarnadas en dioses arquetípicos y primigenios se conjugan, en efecto, en una original concepción del relato de terror que aspira a la construcción de un universo mítico y a la codificación de una cosmogonía. Este volumen recoge nueve relatos representativos de las diversas facetas de su obra narrativa, a la vez monotemática y compleja.
Estos 9 relatos son: «En la cripta, Las ratas de las paredes, El color surgido del espacio, La música de Erich Zann, El grabado en la casa, La llamada de Cthulhu, Aire frío, El ser en el umbral y El terrible aciano».
 
El color que cayó del cielo
Comenzaré una serie de breves comentarios para cada una de las historias que contiene, las cuales tienen una raíz común, que es la idea de que antes del hombre la Tierra estuvo habitada por una raza inteligente y monstruosa que hoy vive esperando el día en que recuperará sus dominios. Ellas son: «El llamado de Cthulhu» (The Call of Cthulhu, 1928), «El color que cayó del cielo» (The Colour Out of Space / Monster of Terror, 1927), «El que susurraba en las tinieblas» (The Whisperer in Darkness, 1931) y «En las montañas alucinantes»(At the Mountains of Madness, 1936).
Iniciando con «El color que cayó del cielo», relato que da nombre al libro:
La historia es contada en primera persona por un ingeniero encargado de hacer un estudio para edificar un embalse en un remoto paraje llamado Arkham. Allí encuentra un área de terreno denominada «landa maldita» que es distinta a todas y que le causa extrañas y poco agradables sensaciones. Un anciano vecino del lugar le explica que el motivo del estado de esa parcela es que un meteorito se estrelló cerca de una granja liberando un ser extraño que se escondió en el fondo del pozo; con el transcurrir el tiempo, a medida que ese veneno del espacio se extendía, las plantas y árboles primero (árboles que llegan a cobrar movimiento en sus ramas), y los animales después, empiezan a sufrir mutaciones, cambios de color, olores desagradables, acabando afectando a la familia que habita la granja, aislándola de la sociedad en que vivía y enloqueciéndola hasta morir en un trágico final, y el ingeniero decide abandonar su trabajo electrizado por el horror que descubre. Sin embargo al parecer la zona afectaba crecía a una media de una pulgada cada año, lo cual da pie a pensar que parte del ser terrible continuaba escondido en la zona esperando.
En mi modesta opinión uno de los mejores cuentos de horror de todos los tiempos.
El llamado de Cthulhu
Que es en mi opinión un relato interesante y verdaderamente escalofriante. No se trata sólo de terror, pues se construye una historia llena de detalles que la dotan de un realismo imponente. Una serie de eventos extraños y el descubrimiento de siniestros hechos te mantendrán leyendo hasta el final.
El que susurraba en las tinieblas
Se nos presenta una amplia narración de una desconocida especie que habitaba nuestro planeta. Seres inteligentes y de extraña apariencia, supuestamente inofensivos y sin fines violentos en nuestro mundo. Uno de mis favoritos, pues la historia es muy atrapante y da incluso un par de sorpresas.
Las montañas alucinantes
Que, si bien es el más largo, es también uno de los más interesantes y reveladores en lo que al pasado del mundo mitológico de Lovecraft se refiere. Sin embargo, esta enorme recapitulación en la historia de una ciudad perdida en los inexplorados rincones de la tundra puede convertir el relato en una reseña histórica algo fastidiosa, pero la historia no tiene desperdicio.
Para finalizar, he de advertirles que se enfrentarán a narraciones en primera persona, lo cual es sumamente curioso, tomando en cuenta que Lovecraft solía hablar o escribir de sí mismo en tercera persona y con una ausencia casi total de diálogos.
 

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